Tras sufrir un cáncer, la reconstrucción mamaria es uno de los procedimientos quirúrgicos dentro de la cirugía plástica más gratificantes para la paciente.
El fin de esta intervención, tiene como fin recrear una mama de aspecto natural, rellenar la deformidad que puede quedar en el tórax, y mejorar su calidad de vida.
Mejorar la imagen de la paciente es muy importante en el transcurso de esta enfermedad, ya que dota de una mayor estabilidad emocional y esto es básico para enfrentarse de una manera más positiva a la enfermedad y llevar una vida social y sexual más activa.
Casi todas las mujeres masectomizadas pueden considerarse candidatas aptas para reconstruirse la mama, y lo más óptimo es realizar la reconstrucción de manera inmediata, una vez se ha eliminado completamente el tumor durante la mastectomía. Los beneficios de este procedimiento son evidentes: la paciente despierta con un contorno mamario correcto, evitando la experiencia de verse la mama amputada. Esta técnica además, requiere la absoluta coordinación del cirujano que realiza la mastectomía y el cirujano plástico, ya que es necesaria la presencia de ambos durante la intervención.
Sin embargo, en algunos casos, la reconstrucción puede o debe posponerse (reconstrucción diferida). La reconstrucción diferida puede darse por indicación médica, en casos de obesidad, hipertensión y otros problemas médicos asociados o por voluntad de la paciente, que en algunos casos no quiere someterse a más intervenciones que las estrictamente necesarias.
Como en toda intervención, hay que informarse bien de los riesgos antes de someterse a esta cirugía. Los riesgos o efectos secundarios son los propios de cualquier intervención quirúrgica: hematomas, cicatrices patológicas o problemas con la anestesia.
Si se empleasen implantes en la reconstrucción, existe una mínima posibilidad de infección, que se ve reducida una vez superadas las dos primeras semanas tras la intervención.
Conviene aclarar que la reconstrucción no interfiere con el tratamiento de quimioterapia o radioterapia, aun cuando la enfermedad recidive, así como tampoco interfiere en los estudios posteriores que puedan realizarse en las revisiones periódicas. No obstante, si su mama ha sido reconstruida con implantes, si deberá tener en cuenta la realización de mamografías en un centro radiológico con experiencia en el uso de técnicas radiológicas para prótesis.
Tras la reconstrucción mamaria, los resultados son definitivos y permiten a la paciente hacer una vida completamente normal. En algunos casos, existen diferencias de simetría entre la mama reconstruida y la mama no intervenida: la paciente puede notar diferencias en el contorno o la mama reconstruida puede parecer más redonda y más firme. Estas diferencias suelen ser mucho más evidentes para la propia mujer que para los demás, que simplemente aprecian una mejoría en su imagen.
Para la mayoría de las pacientes masectomizadas, someterse a una reconstrucción supone un salto en su calidad de vida tras la enfermedad. La mejoría del aspecto físico proporciona un equilibrio emocional que en ocasiones se consideraba perdido, y se ve recuperado al volver a ver un cuerpo completo.
*Este artículo es meramente informativo. Antes de someterse a cualquier intervención, debe consultar todos los aspectos con su cirujano.